¡Cómo duelen las bofetadas de realidad!
Te faltan 213.240 € para cerrar el ‘gap’ de ventas de este mes, ha bajado un 1,23% el rendimiento de las máquinas de tu unidad de negocio, el ‘click through rate’ de la ‘landing page’ ha bajado 1,98% en los últimos 14 días.
Este es el mundo que hemos construimos, rodeado de indicadores, muchas veces impronunciables que nos someten, que nos controlan y nos mantienen bajo presión día tras día. ¿Y qué hacemos para sobrellevar este escenario? Vemos vídeos motivacionales en YouTube, escuchamos ‘podcats’ de Mindfulness y meditación para empezar bien el día. Abrazamos la Resiliencia, el concepto de moda del momento, con la esperanza de que nos haga más duros y soportemos mejor el dolor.
Pero cuando alguien cercano a ti te dice: ¿pero qué estás haciendo? ¿no te das cuenta que te estás dejando de lado lo más importante, la vida? ¿Por qué te pones objetivos tan ambiciosos? ¿Has reflexionado bien?
A esto lo llamo una Bofetada de Realidad, esa frase que no quieres escuchar, que te molesta porque dispara directamente hacia tu línea de flotación. Pues esta semana he recibido una de esas bofetadas de realidad de un buen amigo.
“Ten cuidado Yon, creo que vas a por demasiadas cosas, el mundo del B2C es muy duro, entrar en inversión requiere conocimiento y crear una marca personal sólo se puede hacer desde un nicho.., tú verás…”
Cuando te dicen esto, lo primero que haces es defenderte, explicando por qué conseguirás todo lo que te propones, por qué te crees más listo que los demás, y expones orgullosamente las soluciones mágicas que has descubierto…
Pero una vez tu amigo se ha marchado (por fin, ¡qué agorero!), te encuentras a solas contigo mismo y empiezas a reflexionar. ¿Y si tiene razón? ¿Y si no lo estoy haciendo bien? Entras en una fase de reflexión, aceptas el dolor de la bofetada, el picor que deja en tu mejilla y si no eres demasiado ‘resiliente’ puedes aceptar la posibilidad de cambiar cosas.
Pero no creo que deba ser un todo o nada, a mi gusta decir que en nuestro camino por la vida viajamos entre dos líneas que no debemos sobrepasar, una a cada lado del camino, que son la humildad y la ambición.
No hay que perder la humildad de ser quién eres, tus raíces, tus valores pero tampoco hay que ser demasiado humilde porque puedes caer en la complacencia y la inacción. Para eso está la ambición, para que tire de ti hacia el otro lado, para que te motive y te saque de tu zona de confort, sin superarla porque sino te volverás prepotente y surrealista.
Gracias a mi amigo y su bofetada de realidad he ajustado mi estrategia y mis tácticas y siento que estoy nuevamente centrado en el camino para conseguir lo que me he propuesto.
¡Bienvenidas las bofetadas de realidad!
Foto Unsplash: https://unsplash.com/es/fotos/peMlacqAZjo
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